lunes, 20 de enero de 2014

ENTRE SABINAS Y MIRLOS CAPIBLANCOS.




Hace poco más de una semana, exprimiendo los últimos días de “vacaciones forzosas” antes de volver al trabajo, aproveché para ir a anillar a una zona donde nunca lo había hecho antes, además una zona que no era la primera vez que visitaba pero sí bastante desconocida para mí.
Así que sirviéndome de la buena labor de seguimiento de aves que hace Demetrio, en este caso el anillador con ayuda de María y Eva, en la Virgen de la Vega, junto a Alcalá de la Selva, me uní a ellos para acompañarles en esa jornada de anillamiento. Las capturas fueron escasas, algo habitual en esta época del año y más contando con la altitud a la que nos encontrábamos y la temperatura de -7ºC que teníamos al amanecer. Aun con una actividad escasa de las aves pudimos capturar Zorzal alirrojo (Turdus iliacus), Reyezuelo listado (Regulus igniacapilla), Escribano soteño (Emberiza cirlus) y  Herrerillo común (Cyanistes caeruleus), haciendo un total de cuatro individuos más una recuperación de otro escribano anillado en esa misma zona. Dando la mañana por concluida, y con ella la jornada de anillamiento, y aprovechando que la zona no la teníamos muy pateada, nos dirigimos a un lugar por donde Demetrio nos guía, que es el que se conoce el lugar, para “pajarear” un poco y comer, hasta que caiga la noche.
Llegamos entonces aun sabinar situado entre Alcalá y Cabra, sitio para mí totalmente nuevo; y deteniéndonos junto a un manantial donde se veía movimiento de túrdidos, paramos el coche y salimos, prismáticos en mano, a dar una vuelta. No tardamos en ver algún pajarillo, un piquituerto en la copa de un olmo seco, un pardillo que pasa volando fugazmente por delante de nosotros, un mirlo común que sale de los zarzales con su canto de alarma, unos buitres que merodean los riscos…
Pero ya más cerca de la fuente empiezan a salir mirlos de la espesura, otros que cruzan por las sabinas, eso sí un poco lejos los primeros, aunque algo blanquinosos parecían ya en vuelo.


Con la mosca detrás de la oreja como se suele decir,fuimos observándolos y efectivamente, la mayoría de ellos eran mirlos capiblancos que iban revolando entre las sabinas, dándonos oportunidad de observarlos perfectamente cuando se posaban en la copa de éstas, para mí un momento emocionante, ya que aunque había visto esta especie anteriormente, nunca lo había hecho en tales cantidades ni pudiendo observarlos tan bien como nos brindó la oportunidad ese macho que, perfectamente iluminado, posaba para nosotros en la copa de una preciosa sabina.
Estas aves que, en lugares como este, pueden llegar a ser habituales en invierno, no lo son para nada en esta zona del Jiloca. Es una especie de túrdido que cría en zonas de montaña, suele elegir los montes poblados de pino negro, y al final del verano suelen bajar en altura y latitud para pasar el invierno, teniendo una clara querencia hacia los sabinares, donde pueden encontrar alimento en esta época del año.

Así pues, las sierras turolenses son zonas bastante comunes de invernada de esta especie el Mirlo capiblanco (Turdus torquatus), fácilmente distinguible de su pariente más cercano, el Mirlo común (Turdus merula), por el babero blanco que luce en su cuello haciendo referencia a su nombre. Junto con estas dos especies de mirlos, y también buscando el alimento que los bosques de sabina (Juniperus thurifera) en esta época del año proporcionan para soportar los largos y fríos inviernos, es fácil observar algunas de las distintas especies de zorzales, pertenecientes a esta misma familia.



martes, 14 de enero de 2014

16 FIESTA DE LAS GRULLAS



Ya está aquí el festival de las grullas, la despedida.
Si quieres pasar un buen fin de semana aprendiendo cosas sobre las grullas, disfrutando de música en directo, conociendo gente, haciendo rutas, participando en distintas actividades, descubriendo aves, y además poder hacerlo en un entorno único como es la laguna de Gallocanta, no dudes en acercarte los días 1 y 2 de febrero, al 16º festival de las grullas en la Laguna de Gallocanta “el día de despedida”
Aquí tienes el programa de actividades, te esperamos, y además tendremos nuestra exposición con entrada libre “El noble arte de la cetrería”


viernes, 10 de enero de 2014

NACIMIENTO DEL RIO PITARQUE, UN RINCÓN MÁGICO.




 El pasado día 31 de diciembre decidimos realizar una pequeña salida para despedir el año. Fue algo bastante improvisado, pero qué mejor forma de acabar el año que con los amigos. El lugar elegido fue el nacimiento del río Pitarque, para muchos, como es mi caso, un entorno bastante desconocido.
Tras un camino bastante movidito llegamos a nuestro destino. Un pequeño pueblo con bastante encanto, con apenas unas pocas calles, pero al que llegaba el aroma del paisaje en el que nos íbamos a adentrar. La riqueza del entorno se hizo notar ya en los primeros pasos. Un paseo sosegado con muchas risas y momentos graciosos nos llevaría hasta el nacimiento propiamente dicho. Casi desde el comienzo, el río, fue nuestro guía, con ese sonido que a mí en particular me resulta tan relajante. A lo largo del camino, fuimos encontrando pequeñas estancias junto al río, en las que no dudamos en parar para descansar o simplemente para observar con más detenimiento. 

 




                                             


A pesar de las fechas que nos encontrábamos, la temperatura era ciertamente agradable, sin embargo la umbría generada por la montaña nos permitió ver y fotografía unas cuantas  estalactitas.
Un último tramo un poco más abrupto, en el que no falto algún remojón y resbalón llegamos al origen. De la roca brotaba el agua, generando por el desgaste un cañón que se prolonga a lo largo de todo el recorrido.

 


  
       


Las tripas empezaban a rugir, con lo que buscamos un lugar para comer. La verdad no faltaba de nada y la mayoría nos llevamos para la vuelta una buena panzada. Pero si hay algo que se quedó para momentos futuros, un refrán de los que en la enciclopedia de Agustín abundan bastante. “No pongas piedra en el ano, ni en invierno ni en verano”.

La vuelta fue por el mismo sendero, sin embargo con esa característica tan mágica que tiene los espacios naturales, cambia con la luz, la temperatura, el paso del tiempo y sobre todo aparecen y desaparecen de la vista sus inquilinos. Así vimos en lo alto de la montaña, una cabra y dos cabritillos disfrutando plácidamente del día. El cielo también nos ofreció uno de esos cambios constantes, nos deleitó con un fenómeno meteorológico, un fantástico arcoíris haciendo de telón de fondo. Esos fenómenos, son los que hacen, que las visitas a estos emplazamientos se puedan realizar una y otra vez, cada ocasión es única y sorprendente.

Ya de nuevo en el pueblo, no podía faltar la última cervecita del año. Tras esto tocaba la vuelta a casa, los Órganos de Montoro nos acompañaron durante parte de la vuelta, unos estratos verticales calcáreos profundamente impactantes.



ANA GUILLEN