martes, 19 de mayo de 2015

DE PATAS LARGAS Y PICO FINO.




A la descripción que da título a esta entrada corresponderían un buen número de aves, pero hoy está dedicada exclusivamente a un solo grupo, aunque bastante extenso, son aquellas que corretean por orillas bien sean costeras o de interior, y que se alimentan de pequeños invertebrados, componiendo su dieta principalmente de insectos, moluscos, gusanos o crustáceos.
Este grupo de aves va y viene por oleadas, de pronto hay muchos de una especie, y a los pocos días tan apenas se ven, ahora los vemos con unos plumajes llamativos y en unos meses nos parecerá una especie totalmente distinta.
Son los llamados limícolas, su propio nombre ya nos hace referencia al hábitat húmedo donde los podemos encontrar, y de su fuente de alimento, los invertebrados de los limos.

Ahora es un buen momento para observar e identificar a estas aves, de hecho hace unos días estuve viéndolas en Gallocanta y es lo que hace que hoy escriba sobre ellas.
Cigüeñuelas, avefrías, avocetas, archibebes, chorlitejos, andarríos o correlimos, son algunas de las familias de limícolas que podemos encontrar en Gallocanta estos días. Un grupo de aves complejo, difícil de identificar en algunas ocasiones, y más aún si se observan a grandes distancias como nos ocurre en este escenario.

Pero a la vez, quizás sea ese aliciente, o ese reto que suponen, el que hace que se vuelva a encender esa llama y esas ganas de observar e identificar aves que tienes cuando empiezas a salir con prismáticos y guía en mano al campo.
A mí personalmente es un grupo de aves que me gusta mucho, que me desesperan algunas veces, pero que te vuelven a dejar satisfecho cuando identificas alguna que no es común para ti.
Es el caso que nos pasó junto con el amigo Deme el otro día en Gallocanta. Nos acercamos al amanecer a Tobeñas para aprovechar el mejor momento de luz y de actividad, e intentar ver las limícolas que estos días están por Gallocanta. Después de ver decenas de combatientes y que ninguno tuviera el plumaje igual que el anterior, otro limícola entraba en el ocular de nuestros telescopios, más pequeño y lejano, al que conseguimos identificar, eso sí, guía en mano. Se trataba de una pareja de Chorlito dorado que nos hizo volver a sentir ese reto de todo pajarero cuando empieza a salir al campo; todos hemos pensado alguna vez que el pájaro que estamos viendo no aparece en la guía, o que te va a ser imposible diferenciar una lavandera boyera de una cascadeña, o que no terminas de distinguir un carbonero de un herrerillo. 


No pasa nada, todos hemos empezado de cero, y esos momentos de satisfacción que te da la identificación de una especie que nunca has visto, o que hace mucho tiempo que no observabas, son precisamente los que se pueden recuperar con este grupo de aves, y que además te volverán a poner las pilas para fijarte en los detalles y pasar páginas de la guía para un lado y para otro, para buscar el consenso con el resto de observadores y para disfrutar de esta afición que nunca se tiene que convertir en una desesperación.
Disfruta de este grupo de aves y obsérvalas con detenimiento: la elegancia de las avocetas, las carreras de los chorlitejos, el canto de las avefrías. Y cómo no, recréate viendo la que para mí es la mejor de todas, la que se ha convertido en mi ave favorita, la cigüeñuela, que será la protagonista de una de las siguientes entradas en este blog.





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